lunes, 29 de junio de 2009

ARCILLA Y MOLDE


DESPERTARES

Por eso habían fijado la fecha para la boda.
Ella nunca lo había amado, simplemente necesita tener sexo prohibido, a escondidas.
Era su delirio y obsesión.
Nadie lo había visto en su único acto de valentía, que fue quitarle la argolla de su dedo y dejarla sobre el banco del parque.
Llovía como nunca había llovido, las calles estaban anegadas, y los pies cansados de nadar sobre el frio asfalto, tenía que soportar la briza pesada y gélida de esa madrugada. No conocía los sueños, ni las pesadillas, no sabía lo que era dormir, siempre despierto, nunca sus ojos se cerraban para descansar, su obligación era permanecer despierto, siempre despierto y para eso lo habían contratado; por eso esa mañana de lluvia lo llevaron para que contara lo sucedido, era el único que sabía lo sucedido… solo afirmó que la única persona que había visto era al viejo de la barba único visitante de todas las noches desde que él cuidaba la mansión.
Nadie nunca sospecho quien la había matado...finalmente, condenaron al viejo que se había enloquecido por amor y no dejaba de narrar la historia del periódico, donde se contaba la forma como había sido encontrada, y para la mala fortuna dice el celador llevaba puesto la argolla que le pertenecía a Ella, según lo declaro el hombre con quien se iba a casar.
Él, quedo libre de toda sospecha, pero no puedo dormir ni en la noche, ni en el día nunca más.
Las noches no volvieron a ser como eran entonces, cuando Ella lo dejaba entrar silenciosamente en su cuerpo.  
Desde entonces no lo abandonaron las pesadillas y el insomnio permanente.
Nadie creyó que Él por amor la había matado, lo que se aseguraba fue que la falta de sueño lo obligo a tener alucinaciones que lo perseguían.

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