miércoles, 2 de febrero de 2011

ARCILLA Y MOLDE

LAZOS
Estaba cansada de caminar, quería huir, sin embargo se puso ese vestido negro que le tocaba llevar. Todo se había tornado diferente, eran las cuatro de la tarde cuando lo vio pasar y pensó en su infancia, en los juegos del lazo y la infinidad de veces que se acompañaron al rió cuando niños, del primer beso y la argolla de compromiso, ahora lo veía  tan silencioso y lleno de viejas pesadillas, como si todo estuviera pasando. Lo recordaban como lo  mejor. Sí, dijo Ella llorando, fue el mejor de los ocho, siempre dispuesto, jamas mentía, siempre decía la verdad y como la amaba, excuseme, a quien amaba. Me respondió, a su esposa, si a su esposa, solo repito lo que dice el obituario. Yo de dije: Señorita, su esposa soy yo y nunca me amo. Bueno le creo señora, lamento la muerte de su esposo. Quiero aclararle que lo mandaron matar, esto no esta en el aviso fúnebre... Por trafuga,  por mentiroso, por deshonesto e incorrecto. Ahora lo entiendo todo, los obituarios siempre mienten; pero... Ahora entiendo, me contaron o mejor dicen que fue Ella, quien lo mando matar, aclaro eso no esta en el obituario.-Y usted de quien habla. No hablo de usted obviamente. Fue Ella, la ve, esta vestida de rojo y en su cabeza lleva velo. Y porque no la detienen, sencillo, es la amante del Magistrado y fue él quien la obligo a vestirse de ese color. Se hizo un silencio eterno al paso del carro fúnebre que llevaba el cuerpo del secretario del Despacho hacia el cementerio en compañía de los que no lo conocían y lo iban llorando...Llegué a casa y me quite el vestido negro, gire el cheque y nunca mas volví a recordarlo, hasta hoy que me detienen por que supuestamente lo mande matar.

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