jueves, 26 de mayo de 2011

ARCILLA Y MOLDE

DE AMORES
Estaba sentada a la entrada del trabajo esperando que regresara. Recordaba que ese día se puso los zapatos de color cereza de altísimo tacón, escogidos cuidadosamente para esa ocacion, dejo de lado los Fucsia, verde, azul y morado que fueron los tonos de moda, junto al clásico blanco. No quería continuar maquillándose sus labios con el clásico color rojo y el  brillo labial, lo había cambiado por el lápiz labial nude que esa noche le evocaba su cuerpo “desnudo” y el color de su piel transparente que la cubría en las madrugas cuando llegaba cansada del trabajo. Todos los días quería vestir atrevida y sensual como ese primer día, y tomo entre sus manos el vestido de seda y encaje con el que bailo por primera vez con Él. Estaba viejo y siempre que estaba deprimida vestía ese envejecido traje que la había acompañaba durante tantas jornadas de trabajo sin perder el primer color. Hasta ese día todos creían que estaba estrenando y eso la hacia sentirse muy bien, solamente cambiaba de zapatos y de pintalabios, su pelo siempre iba suelto cubriendo sus hombros desnudos. Esa era la razón por la cual no lo cambiaba y terminaba escogiendo cada noche el mismo vestido y cambiando solamente el color de los zapatos.
Mirándose detenidamente pensaba en voz alta... Que podrá pasar el día en que se pierda el hilo de la vida y ya no exista mas, que podrá pasar el día en que no camine las calles que tus has caminado, que podrá pasar cuando no te pueda volver a ver y pierda tu recuerdo, que podrá pasar ese día, apago las luces, abrió la puerta y al cerrarla todo quedo en silencio... Él le había regalado ese vestido el ultimo día que la acompaño a subir las escaleras que quedaban en la esquina de la casa del barrio azul como lo llamaban. Guardando las palabras en los bolsillos, las preguntas y los recuerdos, esa noche caminaron sobre su cuerpo nuevos amores,  pero al volver a casa  la memoria los volvió a evocar  para arroparla, eran tan diferentes, pareciera que no querían dejar de existir y le estaban recordando que ellos estaban allí, en su cuerpo tatuados y que no los podía dejar tirados, no los podía cambiar por otros. Tanto alboroto del pasado la tenían mas cansada que nunca -Que podrá pasar o estaría pasando, sentía que nada diferente a lo de todos los días, se dijo subiendo las escaleras y al mirarse  en  el espejo que quedaba al terminar las escalas de la entrada de su casa, se vio sin brillo en los ojos y sus labios estaban apagados. Oyó voces y se devolvió, bajo cada escalón tan rápido como su cuerpo cansado se lo permitió, no quería que la vieran esa mañana, precisamente ese día, en que había perdido todo contacto con el mundo, el día en que Él se había ido, ya no existía en su piel, no había cumplido su promesa, como siempre lo hizo y se fue, solo la perseguían esos recuerdos que se estaban yendo y la querían arrastrar a la locura.
Esto pasaba todas las madrugadas, pero esa noche había sido diferente, se había enamorado nuevamente y su mejor vestido estaba sobre su piel totalmente desecho,  se lo quito con tanta violencia que lo había roto totalmente, imposible arreglarlo. Con ese dinero que le había dejado, no podía comprar nada, nada que le gustara a todos....

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