sábado, 25 de febrero de 2012

LAPISLÁZULI -PARTE II ( Invernadero) -

LA COLMENA
Debo entrar en silencio
y quedarme allí callada, con los
dolores en otra banca
y las alegrías fuera de mi cuerpo
de trompo y escondidas.-
Pero,  me detengo en tus ojos
de tardes, y ellos están
adornados con pinceles,
acuarelas
y espejos apuntalados en el  atardecer
y quiero guardar recogimiento
en mi nido de invierno
y quedarme allí callada, sabiendo
que no puede vivir la
abeja de miel en mi cuerpo
de trompo y soldado libertado.
Entonces, me dejo poseer por los arreboles
dibujados en tus dedos
pequeños y suaves que se alargan
hasta mis ojos que caminan desnudos
sobre tu piel anudada en mi cintura,
y entro en silencio
y quedo allí callada
y por eso, solo por eso,
estoy despierta.
Esta es  una tarde nocturna,
acartonada y rellena de hojas
de papel y
arboles de hojas purpuras.
Es día de soledades adheridas
a los dolores, esos dolores
que se pegan, que se arraigan
y que sin permiso se anidan
en la fisura de mis ojos de copa
y viento de otoño.
Las pasiones, permiten a las venas gatear detrás
de las puertas, calles y esquinas
donde se besan los labios
a escondidas, en tanto estoy soñando
con la desnudez de tu cuerpo
de tierra negra entre mis dedos.
Y continúan los silencios dormidos
en la agonía y el sufrimiento
de circunferencia.
Es una tarde dormida
con  luz desvestida de  luna
y siento dolor de parto
por no ser espacio de alcoba en tus ojos,
por no ser anclaje en tu mundo de los mil colores,
por no pertenecer a tu pupila dilatada,
por no cubrir tus noches de papel
con mis parpados
bañados en aguas saladas de acantilados
de ciudad,
por no estar mis piernas ahogadas en
el borde de tu pantalón.
Si, todo es confusión
de épocas y constelaciones.
Estoy invadida por los celos
de color naranja
y no percibo  nada que no sea
silencio de porcelana china.
Pienso que podrías estar deletreando
cuadernos de ferrocarril
y hojas de cuadriculas
en diarios dormidos entre peces,
y colinas desnudas,
pienso en  pieles andariegas,
y las más  hermosas  piernas de mujer,
alargadas perseguidas por tus ojos,
cubriendo la nieve
los picos de las montañas en tu región
andina, y los susurros murmuran,
se hacen complices de mis
lejanas  manos, temblorosas,
arrastran raíces marinas,
tejedora incansables de tus labios
en mi cuerpo de casa de bambu.

Debo salir del silencio exagonal
tejido por día y semanas,
ellas, están desbordadas en mochilas
de tiempos de celdas verticales
fuera de los cuerpo
del trompo, las canicas y las escondidas.-
Ha desaparecido el mundo de aguas submarinas 
y te vi árbol de mil colores.
En una sola noche tome entre
mis labios húmedos
tu humedad de colmena y cera
y se escurrieron los colores hasta mis
manos desnudas
y todo mi cuerpo se vistió
del tono amarillo
naranja y del rojizo
y
quede dormida, olvidándome
de la voz de tus ojos.
Callada
entre cuadriculas y cuadernos de ferrocarril...

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