miércoles, 17 de agosto de 2011

INVERNADERO

RELOJ DE TORRE
Te recuerdo recogido en la
húmeda palma de mi mano.
Te veo paso gigante en mi tiempo de arena.
Te presiento caratula hexagonal
y tercera manecilla de horas
para momentos clandestinos.
Te pinto  colores de montañas
y escalo desnuda tu cuerpo de
avenida y calle principal.
Ahora te siento, torre y pared
pendiente de mil alturas,
soles con escalinatas de barro,
catedral de sol y aire en el centro
del reloj de ajedrez.
Te reconozco reloj de agua
en arboles y campanarios
y caes hoja amarilla, perdida
en  tardes de soles ahuecados
por la distancia a la puerta del sol.
Te evoco, cancionero de mil
notas musicales, sentado en la sombra
del viejo árbol de plaza principal,
rompiendo la memoria transeúnte, distante
de estas manos que te acarician
al declinar la tarde sobre
los cuerpo de luz y espacios
coloreados en sombras.
Mido tu tiempo de calendario
y media noche y quedo a la espera.

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