Yo lo sé.
Hay caos hormonal en
todos los meses en todas las mujeres.
Y usted debe ser como los paisajes y su vegetación
comprometida con la vorágine de las ciudades y sus
habitaciones,
con tiempos de papel carbón
y dormitorios llenos de avenidas, con hojas de escribir,
centros comerciales, tiendas de juguetes,
hoteles y vendedores ambulantes.
Lo escucho a usted, pero déjeme decirle-
Sí.
Tengo que confesarlo.
¿Cómo quiero besos inventados,
abrazos sembrados
de caricias
con usted en una noche? Solo una noche
con copia al carbón. Si, una noche.
Sin retoque de fotoshop.
Continúo dijo rosando su rostro con mi mirada…
Hay momentos de conversaciones de mujeres
donde se escuchan resbalando frases como estas:
Dijo El: se está engordando, kilitos más, kilitos menos
póngase, quítese, y hable menos,
vociferan las mujeres de argolla
en la mano derecha y muchas más de las veces en la
izquierda
tiempos controlados,
obedecer
murmuran envejecidas en sus historietas
y
siguen y siguen:
Ponte
esto o aquellos o déjate sin zapatos,
o
con chanclas, o desnudos los pies
para
advertirle por su bienestar.
Y
ustedes agradecidas y amorosas
atentas
a nuestras advertencias dejan al descubierto
en
el interior del bosque de los secretos,
esa
voz, que conjuga los amores y la ternura
de alcoba,
esa
voz dulce rodeando sus cuerpos de energía nuclear,
esa
voz embarazada con sonidos que se
escurren
y
monitorea el corazón amordazado.
Y
ustedes entonces piensan que aman mucho.
Sí,
yo también soy un hombre común y corriente.
Como
todos.
Y
repiten y repiten.
Oigámonos:
Mira
los niños por favor,
quiero estar solo con la musica de los silencios amor y
quiero estar solo con la musica de los silencios amor y
pintar esta revista del pato donal con nuestra mirada.
Amor
pero entiéndame lo que digo sí,
no
juguemos a cara y cruz
que
los oasis solo existen en los desiertos.
Amor
tengo unos deseos locos de ese delicioso arroz con pollo
tengo unos deseos locos de ese delicioso arroz con pollo
para
compartir en el almuerzo con los suegros.
Amor
con ese piso mojado puedes caerte,
mujer
ponte algo en los pies, pero por favor, que no sean esas
chanclas
que te hacen perder tu belleza,
esa
belleza surrealista que hace parte de
nuestras pasiones,
dejando
que la sangre de ustedes no bombee el celebro
y
como autómatas enamoradas más halla de
del
cuerpo se dispongan a contestar
anegadas en
arenas
y amores... bueno mi amor.
Como
se puede dar cuenta usted, hay hombres parecidos,
casi
idénticos los unos con los otros.
También
las pasiones nos arrebatan el celebro a los hombres.
Y
quedamos tan distraídos y estamos tan
refundidos
que nos refundimos en los amaneceres
y
quedamos ausentes de los sueños,
perdidos
en espacios de jabón y burbujas.
Y
de repente aparecen mujeres como usted preguntando
inmunizadas por la cultura de los amores.
Diciendo
cosas como esta… Yo sé que esta desprevenido,
pero
como quisiera saber, que lee,
como
se siente en el trabajo, que piensa del
mañana,
invitándonos
a copular a la sombra de la tarde y
contarle
mientras
rosa con la punta de sus dedos mis muslos tibios
recorridos
por sus manos ardientes, dejando que mi cuerpo se desordene
entre
ese ir y venir.
Se
levantó de la mesa de madera café
me
miro despacio la mirada y me dijo:
Yo
soy como todos los hombres que usted conoce.
Porque
a toda costa las mujeres como usted quieren que las amemos.
Y
es muy probable que no me enamore de usted en una noche.
Es bueno que usted también lo piense.
Es bueno que usted también lo piense.