viernes, 19 de abril de 2019

POR UNA NOCHE

PIÉNSELO
Yo lo sé.
 Hay caos hormonal en todos los meses en todas las mujeres.
Y usted debe ser  como los paisajes y su vegetación
comprometida con la vorágine  de las ciudades y sus habitaciones,
con tiempos de papel carbón
y dormitorios llenos de avenidas, con hojas de escribir,
centros comerciales, tiendas de juguetes,
hoteles y vendedores ambulantes.
Lo escucho a usted,  pero déjeme decirle-
Sí.
Tengo que confesarlo.
¿Cómo quiero besos inventados,
 abrazos sembrados de  caricias
con usted en una noche? Solo una noche
con copia al carbón. Si, una noche.
Sin retoque de fotoshop.
Continúo dijo rosando su rostro con mi mirada…
Hay momentos de conversaciones de  mujeres
donde se escuchan resbalando frases como estas:
Dijo El: se está engordando, kilitos más, kilitos menos
póngase, quítese, y hable menos,
vociferan las mujeres de argolla
en la mano derecha y muchas más de las veces en la izquierda
tiempos controlados,
obedecer murmuran envejecidas en sus historietas
y siguen y siguen:
Ponte esto o aquellos o déjate sin zapatos,
o con chanclas, o desnudos los pies
para advertirle por su  bienestar.
Y ustedes  agradecidas y amorosas
atentas  a nuestras advertencias dejan al descubierto
en el interior del bosque de los secretos,
esa voz,  que conjuga los amores y la ternura de alcoba,
esa voz dulce rodeando sus cuerpos de energía nuclear,
esa voz embarazada con  sonidos que se escurren
y monitorea el corazón amordazado.
Y ustedes entonces piensan que  aman  mucho.
Sí, yo también soy un hombre común y corriente.
Como todos.
Y repiten y repiten.
Oigámonos:
Mira los niños por favor, 
quiero estar solo con la musica de los silencios amor y
pintar esta revista del pato donal con nuestra mirada.
Amor pero entiéndame lo que digo sí,
no juguemos a cara y cruz
que los oasis solo existen en los desiertos.
Amor
tengo unos deseos locos de ese delicioso arroz con pollo
para compartir en  el almuerzo con los suegros.
Amor con ese piso mojado puedes caerte,
mujer ponte algo en los pies, pero por favor, que no sean esas
chanclas que te hacen perder tu belleza,
esa belleza surrealista  que hace parte de nuestras pasiones,
dejando que la sangre de ustedes no bombee el celebro
y como autómatas enamoradas más halla de
del cuerpo se  dispongan a  contestar  anegadas en
arenas y amores... bueno mi amor.
Como se puede dar cuenta usted, hay hombres parecidos,
casi idénticos los unos con los otros.
También las pasiones nos arrebatan el celebro a los hombres.
Y quedamos tan distraídos y estamos tan
refundidos que nos refundimos en  los amaneceres
y quedamos ausentes de los sueños,
perdidos en espacios de jabón y burbujas.
Y de repente aparecen mujeres como usted preguntando
inmunizadas por la cultura de los amores.
Diciendo cosas como esta… Yo sé que esta desprevenido,
pero como quisiera saber, que lee,
como se siente en el trabajo,  que piensa del mañana,
invitándonos a copular  a la sombra de la tarde y contarle
mientras rosa con la punta de sus dedos mis muslos tibios
recorridos por sus manos ardientes, dejando que mi cuerpo se desordene
entre ese ir y venir.
Se levantó de la mesa de madera café
me miro despacio la mirada y me dijo:
Yo soy como todos los hombres que usted conoce.
Porque a toda costa las mujeres como usted quieren que las amemos.
Y es muy probable que no me enamore de usted en una noche.
Es bueno que usted también lo piense.

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