Tomando de la cintura a su joven
mujer, la cual acostumbraba recorrer los días de descanso, dijo a la familia
con tono conciliador, no es que este cansado, sino que había llegado el tiempo
de ser pensionado. Su último día de trabajo seria ese jueves 24.
Había comenzado a tener hijos a los 45 años y el menor tenía escasamente el tiempo para jugar en soledad, conversándole a las orillas del rió en compañía de sus seis hermanos.
Trabajaba todos los días, hasta esa tarde de abril cuando fue hospitalizado. Invalidez, vejez y muerte y semanas cotizadas decían oficios que empezaron a llegar durante el tiempo en que estaba internado e inconsciente.
Había comenzado a tener hijos a los 45 años y el menor tenía escasamente el tiempo para jugar en soledad, conversándole a las orillas del rió en compañía de sus seis hermanos.
Trabajaba todos los días, hasta esa tarde de abril cuando fue hospitalizado. Invalidez, vejez y muerte y semanas cotizadas decían oficios que empezaron a llegar durante el tiempo en que estaba internado e inconsciente.
La pensión de invalidez fue más
miserable que el salario mínimo que devengaba en su trabajo de más de 8 horas.
Ahora no podía hacer otros oficios para lograr mantener la familia. Todos los
meses recibía un subsidio del gobierno por la prestación de sus servicios en
cubierta que le permitía vivir cómodamente a pesar de su sueldo miserable, pero
paulatinamente debido a su incapacidad dejaron de hacerlo efectivo.
Y cuando pudo levantarse continúo trabajando sin subsidio en lo único que sabía hacer.
Y cuando pudo levantarse continúo trabajando sin subsidio en lo único que sabía hacer.
El día de su defunción, decían los
titulares que había muerto el líder de sicarios responsable de la muerte de
dirigentes comunales.