jueves, 15 de agosto de 2019

BAMBALINAS


QUÉDATE
Y si es posible,  hacemos con periódicos historias
de imaginaciones y reencuentros.
Y de pronto construimos un túnel para las visitas.
Y hasta somos capaces de ir a la luna con préstamo de ilusiones.
Y de repente conocemos el mar de las luciérnagas en bici.
Y si no lo proponemos le damos la vuelta al mundo en un portarretratos.
Y por qué no, hasta es posible que demos un paseo por los secretos de la ciudad.
Y si nos coge el cansancio, un buen pastel de fresa a la luz de los naipes y el ajedrez.
Quédate.
Y te prometo que no habrá promesas.
Quédate.
Y como tema de conversación
te insinuó un conversatorio de harina de pan sobre el telar de la infancia,
y esos momentos
en que el mundo era una lágrima o un abrazo acaramelado.
Quédate.
Y  podremos pintar en una noche sin luz retazos de lluvia sobre la ventana.
Y de repente sacamos de la recámara una travesía por los viajes,
zurciendo la música y el olor de una botella de ron.
Quédate.
Y podríamos descubrir el dónde, el cómo y el cuándo
de la primera mirada acariciadora.
Quédate y posiblemente,
recordemos el rostro del beso que desato en nuestro mundo
de anuncios y propaganda,
de encuentros y palabras mudas, el infinito deseo de besar,
esos labios de publicidad que nos obligaban a buscarlos donde ellos estuvieran.
Quédate
y  podría ayudarte a rescatar aún,
esa desnudez que está asechando nuestra piel con una sonrisa
cuando miramos ese lienzo del pasado y su puerta abierta.
Quédate.
Y déjame los colores de tu voz que cruza andenes bailando en el abismo
y no ahuyenta esa mueca magica que hay en tus labios que desnudan
y que me aprisionan cuando te despides.
Quédate
que me entusiasma romper la rutina de compraventa  
con esa silueta  tenue que se torna en carcajada
y resbala con el juego de las miradas
entre las distancias.
Quédate
Y después de un tiempo es posible que encontremos ese punto
donde los dos perdamos la vergüenza al despedirnos.


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