NAIPES O
CARTAS
Hay ciudades huérfanas perdidas en el laberinto
de hileras de ladrillos y casas de zinc
repletas hasta desbordar de arquitectos de amores de taberna,
póker
y maquinitas tragamonedas
que juegan a borrar de la memoria los llantos desnutridos.
Hay poblaciones desheredadas de parque y juegos infantiles
consumidas por el tráfico de las clases sociales
en el vientre de la madre tierra y el juego de los dados.
Hay aldeas desnutridas por el olvido de las letras,
son barrios pobres con niños que se entretienen
con su imaginación
y los signos de puntuación en el juego de la pirinola.
Hay habitantes abandonados a los materiales de reciclaje
en medio de la opulencia
y las frases rimbombantes vestidas de corbata y camisa de cuello
que invitan a apostar a la lotería.
Hay hospicios bordeados de calles, avenidas, tiendas y voces
enloquecidas
que se han perdido en medio de las canecas de la basura
y los recogedores de papel periódico
y sus cuerpos están abandonados al polvo de la ciudad.
Hay asilos para la impunidad y el despilfarro,
donde se declaran locos y desprovistos de la razón
en el juego de la astucia y el código secreto.
Hay en el listado de diversión de los inquilinos del vecindario
juego de mesa
y barrigas ahítas buscando el juego ideal.
Hay burgueses y lugareños apostadores del
ajedrez, dominó, damas chinas y rompecabezas
y niños en mi país jugando en las olimpiadas de
princesas Disney, juegos de almohadas, el beso robado
y esas diversiones que se arrastran por las calles
en el barrio con los cuerpos sami desnudos
ganando a ser como ladrones y policías,
apostándole al trompo, al ula ula, a saltar lazo
y a las canicas de colores.