lunes, 8 de abril de 2019

POR UNA NOCHE

EL IMPOSTOR
En la desnudez de los días me provoca tomarte sorbo a sorbo.
Mi cuerpo resbala hasta el punto exacto de lo prohibido
callado y lleno de silencios en medio del ruido
silencioso de la calle.
De noche en cada día, mi piel ausente de publicidad
murmura palabras y
preguntas para entrevistar mi próximo encuentro.
Te quiero imaginar
Buscando a través de la persiana la  alegría en medio de la muchedumbre,
con un rostro sin entusiasmo, abstencionista de sonrisas,
con unas manos cansadas y ahogadas por los sueños,
con una piel refundida en las cicatrices.
Me gusta imaginar en la desesperanza desnuda de los días.
Me gusta saberte escalando espacios
donde mi cuerpo esté disponible para una collage de café y aromas
o me encuentres desdoblando espacios labrados con besos
de subasta,
o desmigajando esta ciudad que comienza al terminar la esquina
y lograr que firmes el prólogo de mi libro.
Y hoy le sobrevivo a estas calles donde vivo, en un segundo piso y sin ascensor, a minuto y medio de
este  calor que en días como hoy
y sin mi permiso, es bueno aclarar, se aleja hasta tus calles,
ya saben la de Él.
Y así me lleno del frió de tu ciudad.
Y de repente estoy donde el medico temblando con el frio instalado
en mi sangre con toda mi
piel adherida a objetos inservibles,
con el cuerpo descompuesto
en medio de los impostores del clima, las ventanas
y los árboles que se derriten de calor y las calles que  sudan.
Todo anuncia una fuerte temporada de calores.
Y solo yo sé que el ardor que no abriga mi cuerpo está instalado en tus habitaciones,
sin esperanza de mudanza , sin carnet de autorización
y sin querer salir nunca de esas calles de tu cuerpo.

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