lunes, 5 de agosto de 2019

ARCILLA Y MOLDE


WHISKY EN LAS ROCAS
Esa era su fijación.
Amaba un rostro que sonríe acompañado de unas piernas largas dormidas sobre  delicados zapatos de color,  conjugando ese fino tacón puntilla de 17 centímetros amarrados al tobillo con un cuerpo en movimiento. Ella le encantaba los hombres que quiñaban el ojo y en medio de la multitud lograran desnudarla con la más dulce de las miradas.
-Había decidido dejarlo todo, él era el hombre que quería-
Era delgado y tenía un cabello cuidadosamente peinado y una piel que cambiaba de color cuando la miro quiñando su ojo derecho desde la esquina de la habitación, habían recorrido un largo espacio para encontrarla y refugiarse en sus esquinas. Ella era bajita pero su cuerpo pasado infinidad de kilos estaba delicadamente adornado con su sonrisa y finos tacones de punta de color azul aguamarina que se enrollaban en su pierna en espiral.
El silencio del encuentro fue interrumpido por una tarjeta  entregada a Ella, con suma discreción por el mesero.
Abrió el sobre desprevenidamente y al encontrar la foto de aquel hombre que la había desnudado con tanta elegancia, sus ojos se perdieron en la agonía, y se atrevieron a derramar una lagrima que empapo la piel de sus senos delicadamente cubiertos  que la desvestían, mientras le acercaba  un whisky con hielo, con un me gusta usted.  
Mientras Él besaba el borde del vaso  lo hacía con sus labios y cayó  al suelo sin dejar de mirarla.
Afuera la estaban esperando.

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