miércoles, 9 de octubre de 2019

ARCILLA Y MOLDE


ARCHIVO
Le dispararon  el día que hacia su lanzamiento para la alcaldía de su pueblo arropado por las lomas que se dejaban seducir  por los surcos que dejaba el campesino con su animal de carga en el llamado camino de herradura.
-El ciego del pueblo le digo a la policía que Ella sabían quién lo mato…
Se hizo un silencio insospechado, lleno de miedos sordos y minusválidos. Todos sabían quien lo había matado
Hubo una declaración solo una.
Se inició el proceso de investigación en ese día, del mismo mes y año.
Pasaron infinidad de hojas en el calendario y todos se llevaron en sus cuerpos las historias y el despuntar del alba con los salarios por su trabajo silencioso, y sus investigaciones calladas, las pensiones como premio de constancia, se removieron funcionario y hubo hasta quienes se declararon impedíos.
Un día el encargado de arrancarle la hoja al calendario en que se señalaba el tiempo de la investigación no lo hizo.
-Hubo fallo. Dice el pueblo, la autoridad se pronunció, y se leyó: es imposible que un ciego pueda haber matado, la declaración estuvo mal tomada, lamentablemente hay una nulidad y es bueno volver a empezar.
Que es una nulidad decían los unos con los otros… una voz silenciosa dijo; -Algo se hizo mal y hay que corregirlo para que haya justicia. -Ah dijeron todos, mirándose sus ojos los unos con los otros.
Entonces… hay que volver a repetirlo todo y volver a citarla, pero dijo alguien, Ella ahora estaba enferma y tenía Alzheimer, su memoria se había refundido en la vegetación de las montañas y sus ríos.
Pero dijo el vocero del juzgado…  era la única que había escuchado y lo sabía todo.
Se volvió a leer después de otros tantos años.
Archivado por falta de pruebas.

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