sábado, 13 de abril de 2019

POR UNA NOCHE

COSMOGONÍA
Soy origen
cuando me gusta repetirme desde su cuello
hasta jugar a perder dentro de mi cintura,
caminando mis ojos resbalan por su cuerpo de ermitaño
y se queda su sexo detenido entre mis piernas.
Soy origen creador cuando
pienso en la humedad de sus paisajes y revistas sin códigos,
hasta llegar a ser  una gran desconocida
dentro del vientre  cotidiano del  parto de los días.
Soy una esquirla de porcelana sin cabeza
después de los almuerzos,
juego a tejer y destejer
con sus labios  encuentros cósmicos con ternura de hojas
y carteros que huelen a mensajes,
mensajeros colgados en  hilos y  abrazos de museo
y memoria.
Soy relato antiguo
en el desorden de mi  existencia,
entrando a la orillas de mi locura,
 me falta la fe  cuando en mis alucinaciones,
su desnudez camina con  la mujer en el jardín,
con sus pieles alargadas hasta los muslos
sosteniendo en sus cuerpos de pocillo,
puertas y ventanas
por donde se deslizan sus cuerpos.
Dejo de ser, en este instante,
deliro y alucino,
no hay  pasado en mi piel repleta  de laberintos,
deseo y provocación  en la convulsión  de un orgasmo
envasado  en sombras de colores infinitos
que no me pertenecen. Solo me falta la fe.
En ese momento,
mi cuerpo colonizado por sus gemidos
tocan  sus manos al rosar las mías
y los hoyos y cascara de mi cuerpo gelatinoso se mueven al compás
del saludo mágico de  mundos de la fantasía.
Reconozco 
en el origen del universo sus raíces  
nadando  muy despacio los mares, y  los climas del planeta
de mi sexo desnudo tirado sobre la cama,
pintando con Acuarela,  litografías, márquetin de ofertas,
besos de encomienda y sollozos
despiertos en nuestras pieles desnudas  en la sábana blanca de los encuentros.
Soy una mujer celosa que siente los fantasmas.
Y quedo al amanecer a la sombra de las eternas despedidas,
despedidas convertidas en tiempo de pausa y de recreo,
despedidas donde las Hilanderas de amores,  pesadillas y manías
me ayudan a construir nuevos trenes y caminos de girasoles
con luces y sombras  de las más famosas del mundo.
Quedo sola
con su desnudez de lluvia de caricias que vuelvo Tarjeta postal.
El, posa desnudo  detrás de la ventana de los deseos.
Y así continuo naciendo en medio de llegadas y ausencias en medio
de colores diluidos...

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