viernes, 26 de julio de 2019

CONTRA EL MURO


MI GENTE
La gente que yo conozco lleva puesta
amores y sueños en abrazos y miradas
con aroma de campo y de ciudad.
La gente que me saluda
dibuja con sus labios y las sombras de su cuerpo
cadenas con flores y notas musicales
que arrullan los encuentros del café y la galleta con chocolate.
La gente que no se encuentra con mis pasos
de cansancio, de goce, de prisa, de juego,
de paseo por el parque o la plaza de mercado,
el supermercado, la droguería, el gimnasio o la biblioteca,
la escuela, la universidad, la tienda del barrio o las esquinas
con cuadras, y andenes ocupados,
tienen  la magia de los árboles en flor.
La gente que yo conozco
se encuentro entre las luces del día y la noche
cociendo atardeceres con la luz del  amanecer.
La gente que yo conozco caminando campos,
anidan y desvisten  pieles de loncheras que departen dolores y alegrías,
manos de carrusel y columpio deshilvanando albumen de figuras
y dibujos animados que habitan entre ríos y pinturas anónimas.
La gente que yo conozco,
es puerto de encuentro que habla con la vida,
los sueños y  hace escaleras que inundan sus cuerpos de canoa y remos
conjugando colores que se disuelven en el agua
en una noche de besos desnudos bajo la luz de las bienvenidas...
La gente que yo conozco
también llora y tiene pesares de ropa vieja sin agua y luz,
cansancio de escases y pobreza en las miradas que los recogen,
miedos por ser periódicos que se pierden en barquitos de papel,
aviones
 y juegos que enseñan  a volar, a navegar y a quedar en el olvido.
La gente  que conozco,
Trabaja en la riqueza y también en la pobreza.
Vive en grandes casas deshabitadas y en pequeños espacios
llenos de voces, manos y murmullos.
La gente que yo conozco le sobra el pan en la mesa
y hay mesas congeladas en el abecedario de las constelaciones.
La gente que yo conozco todos aman, lloran, luchan y juegan al trompo,
a la rana, al golf y al billar.
En la ciudad llena de ciudades  que yo conozco.

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