lunes, 22 de agosto de 2011

INVERNADERO

SILENCIOS
Abrí la ventana del cuarto
y  el silencio de tu cuerpo
lo sintieron  las flores rojas
del jardín.
Tu rostro sonriente atravesó el cristal,
hablo quieta la mañana con
sus ojos azules, extendiéndose
sobre mi cuerpo de tierra y greda.
Los arboles quedaron callados,
observando al sol pintar tu risa
de mariposas amarillas,
en el prado de colores,
era  cómplice en
esta mañama abrigada
de rayos solares,
a través de la neblina mañanera.
Al abrir la ventana  se adentro
una vez más
en mi cuerpo de guitarra
 la alegría de tus pies descalzos..
Tus manos de remolino y briza golpearon
las hojas de mi piel adherida
al centro de mi vientre.
Otra vez el silencio.
Otra vez tu voz golpea
espacios sin tiempo,
hay brillo de cielo azul en la palma de
tu mano de artesano,
otra vez se oyó el movimiento
de  pétalos de  flores
en tu voz coqueteandole a
la tranquilidad de la mañana.
Una vez mas se abrieron las puertas
y el dia comenzo a caminar desnudo entre las
sombras de tu cuerpo distante.
Y cerré la ventana de la habitación.

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