domingo, 21 de julio de 2019

ARCILLA Y MOLDE


ME QUEDO
No era necesario un trago más. Había tomado la decisión. Cogió su viejo sombrero con olor a campo y dijo al cantinero, ustedes no pasan de moda, son peores que el tiempo, permanecen, ahí, siempre escuchando las murmuraciones, los lamentos, las risas, las blasfemias y los arrepentimientos, todo y no dicen nada, parecen muertos entre nosotros, por eso los odio. Lo miro y se alejó pagando la cuenta que no eran más de unos cuantos pesos. Estaba cayendo una neblina densa, brillante que no le permitía caminar rápido, quería suicidarse y repasaba, me despedí de todos buena fiesta, todo lo he dejado en orden, pero pastillas, armas, veneno… de repente lo ataco un recuerdo. Mejor regreso a la cantina que hace frio. Otro trago cantinero que me quedo. No puedo, no puedo… sin regar las begonias no puedo, en casa nadie lo haría.

Seguidores