ME QUEDO
No era necesario un trago más. Había tomado la decisión. Cogió su viejo
sombrero con olor a campo y dijo al cantinero, ustedes no pasan de moda, son
peores que el tiempo, permanecen, ahí, siempre escuchando las murmuraciones,
los lamentos, las risas, las blasfemias y los arrepentimientos, todo y no dicen
nada, parecen muertos entre nosotros, por eso los odio. Lo miro y se alejó
pagando la cuenta que no eran más de unos cuantos pesos. Estaba cayendo una
neblina densa, brillante que no le permitía caminar rápido, quería suicidarse y
repasaba, me despedí de todos buena fiesta, todo lo he dejado en orden, pero
pastillas, armas, veneno… de repente lo ataco un recuerdo. Mejor regreso a la
cantina que hace frio. Otro trago cantinero que me quedo. No puedo, no puedo…
sin regar las begonias no puedo, en casa nadie lo haría.