DESNUDOS
Vestían a la
moda, eran un icono para todos los que los conocían.
Ella
acostumbraba llevar una estatura de 1,74 metros, ojos pardos claros, cabello
marrón, piel trigueña y le encantaba el tono rosa fucsia. Ese día
ella sintió el sabor de sus dedos posando su mano en ese profundo escote que llevaba
en la espalda invitándola a subir a la habitación.
Resbalaron sus ojos y Ella pudo deleitarse con su pantalón, porque sabía
que el secreto estaba en la entrepierna hecho para su cuerpo alargado con musculatura definida y delicadamente
proporcional a su cuerpo que soportaba una camisa cocida a mano de lino blanco
que se conjugaba con sus ojos y labios que empujaron la puerta de la habitación
hasta quedar completamente desnudos.
Se miraron fijamente y con sumo cuidado y en el
más absoluto silencio se volvieron a vestir. Se besaron dándole tiempo a la
noche para despedirse y dejar entrar al día. Siendo las 7 de la mañana salieron
de los aposentos y se sentaron a desayunar cómodamente. Desde entonces hace más
de 30 años se encuentran cada mañana luciendo sus más hermosos trajes y nunca
más subieron a una habitación