ADVERTENCIA
En esos trances del desencuentro con el amor
sentí entre tu cuerpo y el mío
una distancia de soles y estrellas
que pareciera que mis brazos y mis piernas
jamás podrían llegar.
Es una distancia coloquial con los tiempos
y sus momentos
que se tejen con los pétalos del olor del eucalipto
y la lluvia diminuta del encuentro de los bordes del agua
que estropearon mis olvidos
que estropearon mis olvidos
con los círculos y caminos de la tierra incrustados
en el negro de esos tus ojos que no ve ven.
Los días trasnochados por el insomnio
se agotan entre mis manos y te vuelvo poema.
Sí.
Encuentro una vez más, sin recriminación ni lamentos
que mi existencia de carrusel se estaciona
en amores que se esconden en las escondidas
y
sin mi permiso ocupan espacios que me sorprenden.
Si, tu cuerpo tiene rutas,
calzadas, avenidas y abismos
eternamente separados de la sumas de nuestras miradas.
Por eso te prevengo y te advierto.
Por eso tengo que decirte que en estos
instantes de absoluta tranquilidad
mis ojos se posaron en tu sonrisa
y tuve deseos de besarla.
Me da miedo que adviertas que no hace mucho tiempo que
no te veo y ya quisiera volver a verte.
Me preocupa que adviertas cuándo estoy
despierta pensando
en tu cuerpo de pirámide y luces de bengala.
Te advierto que
mi intención es desvestir la noche
con tu cuerpo,
y lograr que Ella con el borde de sus piernas
traiga hasta mi cintura tus
oscuridades y sombras.
Me gustaría advertirte que dejaría
de crecer por esperarte
y sobornaría al tiempo para poder detener el tic tac de las arenas
y las luces del canto del gallo anunciado el nuevo día.
Es buena idea advertirte que no me atrevo a decirte que
tengo infinitos
deseos de tomarme un café,
si, un café, contigo frente al puente que está lejos de tu casa y la mía.
Te prevengo y advierto porque así no lo intuyas
quisiera que quisieras darme un
beso.