lunes, 3 de octubre de 2011

ARCILLA Y MOLDE

PARALELAS
Se conocieron desde siempre. Sus familias quedaron embarazadas al tiempo. Nacieron el mismo dia, la niña primero y el niño aproximadamente diez segundos después. Lloraron y sintieron la alegría de sus padres al mecerlos entre sus brazos y tejer las historias de amor con la briza de los tiempos en sus vientres. Crecieron y se descubrieron  desde siempre  cómplices al cruzar la calle de los encuentros, asfaltada de fantasmas y sueños construidos desde la infancia. Compartieron los mismos espacios, la misma niñera y jugaban los mismos juegos, un día a los carro y otro a las muñecas. Ella era mas aventajada para la matemática y Él para el español. No eran los primeros puestos pero eran felices. Sus manos cada mañana se encontraban para ir al colegio hasta cuando cumplieron los doce años y un día de esos que no se entienden, sus padres les prohibieron seguir jugando solos y atrapar en sus manos los sentimientos de cada despertar. Fue entonces cuando quisieron permanecer unidos para siempre, extrañaban el calor de sus pieles y el roce de sus dedos. 
Murieron sus padres, los de ambos y Ellos quedaron como únicos herederos de sus mundos. Esto cambio sus corazones y la forma de desvestir y vivir las ventanas y los espacios ocupados de sus vidas. Ella no dejaba de fantasear con dejar de cruzar la vieja calle.  Pero Él había cambiado, no quería casarse, Ella insistía en la boda a su manera, y fue así que se resolvió un día de Junio a darle el SI. Fecha, siete de Diciembre, hora la escogía Ella.
Llegada la fecha, hubo fiesta de despedida de solteros, tarjetas y regalos de matrimonio.
Como siempre lo hizo, llegado el momento acordada, sus ojos de color café profundo, cruzaron la acostumbrada calle que jamas los separo, vio una ventana deshabitada y  leyó en total silencio un letrero de color verde e inmensas letras Rojas que DECÍA... SE ARRIENDA.

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