LAS BEBIDAS
Es la hora del baño, dijo mientras se quitaba el pijama y Él permanecía
ahí, acostado sin decir nada.
Entro, se bañó y le recordó que debía ir en busca de trabajo, quedando inmóvil, dormido más allá
de cualquier ruido. Ella, salió trancando la puerta y recomendándole hacer la
limpieza.
Ese día especialmente ese día, cuando regreso y se dio cuenta que el
apartamento estaba totalmente sucio, con las ollas y los platos del desayuno y
el almuerzo, sintió como nunca todos los días de la existencia y sus encuentros
en la mañana y en las noches al regresar de trabajar y tomo la determinación.
Entro a la habitación y lo vio allí tal como había quedado esa y todas
las mañanas.
Bastaba 180 mg no se descompone y no huele, es sinsabor. Se lo echaría
en el vaso de leche caliente que toma todas las noches, es perfecto, no tiene color que la pinte y es insoluble, es perfecto se decía en tanto lo preparaba.
Sin pensarlo dos veces lo
hizo.
Y como era la costumbre del
hombre de sus infortunios, todas las noches, se levantaba y le preparaba el agua de valeriana,
sin dejar de darle sus vitaminas y hacerle el amor sagradamente, conjugándolo magistralmente
con el interminable beso de las buenas noches, mágica pócima de los olvidos.
Sortilegio que la hacía dormir profundamente.
Al despertar no lo encontró
como todas las mañanas.
Que extraño se dijo, ¿madrugar?
durante la infinidad de años en que su lengua entablaba esa comunicación
secreta con sus pezones, sus muslos y sus nalgas, adueñándose de sus emociones
hasta logar secuestrar su cuerpo, obligándola a perder la razón y la memoria. Esto
jamás había sucedido.
Estaba lista para el baño
cuando un golpe seco y estruendoso la obligo a preguntar quién es. Contestaron.
La policía.
-¿La policía? dijo Ella.
-Sí, abra señora.
- Sí, que pasa.
-Su esposo,
-mi esposo no está en casa por
primera vez desde que compartimos la cama e intercambiamos las bebidas, no está en casa.
- bueno… está segura.
-Claro, antes de dormirme
estaba conmigo y siempre amanece a mi lado salvo esta mañana, supongo que salió
tempano, cosa verdaderamente extraña.
-Señora su esposo está muerto.
-¿muerto? respondió, ¿cómo así?
Muerto…
-si señora, parece ser una
intoxicación por licor, dicen en la taberna que tomaba todos los días y en
especial esa noche estuvo más feliz que ninguna otra noche, parece que el trago
y el exceso de alegría lo mataron.
-Ah dijo Ella, que extraño. Y guardo un silencio que la obligo a llorar.
Ahora entendía él porque era tan importante que se tomara el agua de valeriana, primero que Él su leche… esa era la
razón de su cansancio y el estar siempre dormido cuando despertaba para ir
al trabajo.