domingo, 7 de abril de 2019

POR UNA NOCHE

FRAGILIDAD
Como me huele tu cuerpo a infinidad de árboles frutales.
Cada día llevas puesto el perfume de una fruta diferente
y siento como tu cuerpo se adueña de mis entrañas cuando cierro los ojos y te adhieres  al sabor de mis caderas
y me hules entonces a llegada y despedida.
Como ciento el olor de  tu despertar cada mañana.
Como me gusta ese olor de la loción que llevas puesta cada día.
Como ciento el olor del latido de tu corazón
cuando tomas entre tus manos el cuerpo de un recién nacido.
Como me maravilla el olor de tu sonrisa de colores en una tarde de lluvia de canciones y guiones.
Como me deleita olerte y  verte cuando en el parque eres un niño que juegas
 a la golosa y llenas tus bolsillos de canicas ganadoras
y como me maravilla la infinidad de  olores cuando  tus ojos de revista  se repletan de viejas historias
y ellas poseen el brillo de tus madrugadas y recuerdos.
Como me huele tu alegría de mitología cuando nos visitan nuestros amigos
con que alegría de tardes y café  los atiendes y todo se llena de ese olor a chocolate
queso y  pan con jamón de esquina y cafetines.
Como me gusta cuando me miran Tus puertos de gritos y peleas melancólicas.
Pero ese día
me miraron los ojos de recuerdos ordenados y analfabetos.
fue un concierto de carcajadas, ventas callejeras,
trampas y tertulias de desamor.
Había un olor especial, diferente.
Olías a caricatura, había hambre de caricias,
se sentía correr y juguetear  la briza cosmopolita  por toda la casa
y me atreví a preguntarle ¿Me imaginas?
Ese día de plaza me volvieron a mirar sus ojos de barrio,
de balcones y primeras ediciones.
Pregunte a qué huelo, Dímelo…
Sonrió y dijo, tú lo sabe desde hace algunos tiempos.
Me beso como todos los días
y sus manos de posguerra se detuvieron en mis caderas.

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