jueves, 18 de julio de 2019

ARCILLA Y MOLDE

ORQUIDEAS
Amo la vida como lo hacen los que han perdido la memoria.
Olvido todos los días, especialmente el más importante, los no vividos y recuerdo solamente las ausencias del mañana, es decir una tarde de noche llena de amaneceres. Iba diciendo esto mientras subía las escaleras donde cursaba tercer año de cualquier carrera como lo repetía cuando le preguntaban que estudiaba. Esa tarde de junio abrió la ventana de su habitación, se sentó allí,  donde florecían hermosas orquídeas durante todo el año. No volvió a la universidad, comía, dormía y se bañaba para quedar postrado nuevamente al frente del jardín de las orquídeas.
Un día de agosto de un tiempo cualquiera, el viento impetuoso llevo hasta su vientre, los ojos agua marina de una hermosa morena de piernas largas que se detuvieron al llegar a su cuerpo donde desapareció con Él,  dejando sobre la silla, la ropa limpia para el otro día y un labial de un purpura intenso.

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