domingo, 29 de septiembre de 2019

ARCILLA Y MOLDE


LUCIFER EL APOSTADOR
Había apostado que  el único ganador era Él, por eso desafío el destino con el número 13.
Esa tarde había acordado pagar a las 3 y 50 minutos de la tarde, hora en que iniciaba el espectáculo desatendiendo toda sugerencia de hacerlo inmediatamente; por una extraña razón o sortilegio de todo apostador, no se permitió cancelar en el momento en que eligió el número.
-No tenía como reclamar su dinero, era una emboscada. No  había perdido, se repetía desesperadamente. Solamente  no estaba cancelado el boleto, y esto significaba lo mismo se digo a sí mismo aceptando su derrota. Nadie había apostado a ese número.
Por primer vez había perdido y tanto alboroto, se sabía en el mundo de las apuestas que esto era lo más normal decían voces a su alrededor.
Si, efectivamente, era lo más normal, menos para Él.
Él no podía perder, había jugado su apuesta con lucifer y esto era algo que no entendían, era algo más que un número.
-Esto había sido una emboscaba se decía para sí, mirando el numero ganador, el 13.
-Solo pedí una cerveza y nunca despegue  la mirada del reloj se repetía...
Había olvidado que su opositor era  satanás. El Diablo, padre de la mentira.
No se dio cuenta  que la manecilla del reloj corría en dirección contraria siempre disminuyendo el tiempo, dándole paso libre al día.
En medio de su abatimiento surgió una voz silenciosa que le dijo: De ahora en adelante siempre va a llegar tarde y no podrá volver al juego.
Su desconsuelo fue remplazado por el recuerdo de su figura, y se llenó de un apetito voraz por su sexo, no cualquiera, sino por el de Ella, una mujer de pelo castaño oscuro que le vendía dulces en la calle cerca de la oficina de las apuestas y que le había empezado a olerle a lluvia.
Su cuerpo estaba delineado cuidosamente con el color negro, dejaba al descubierto sus labios carnosos, y sus ojos de color azul aguamarina, donde se podían divisar los amaneceres y la delicada maniobra de copulación, que deleitaba su cuerpo con el de Ella, la vendedora de dulces y su olor a lluvia, con las sombras de la noche entretejiendo el nuevo día.
Extrañamente el deseo por su cuerpo lo paralizaba cuando quería apostar, empezaba a olerla en el mismo instante. Entonces cambio el sitio de apuestas, intento hacerlo por todos los medios existentes sin escaparsele ninguno, pero no alcanzaba, nunca alcanzaba a pagar la boleta, Ella de alguna manera se apoderaba con su olor a lluvia  de su existencia o la de los mensajeros, y los detenía en un incontenible orgasmo que solo terminaba cuando se cerraban las apuestas.

viernes, 27 de septiembre de 2019

ARCILLA Y MOLDE


LA ENTREVISTA
Lo importante eran sus éxitos y sus millones y millones de pesos.
En fin, se decía a si mismo aprendiéndose de memoria su vida, era necesario, porque los recuerdos se habían vuelto mentirosos y lo habían obligado a reescribir su existencia empezando por ordenar en su escritorio la infinidad de fotografías que lo acompañaban…
Para Él la mentira no existía. Simplemente se había refundido con la realidad.
Siempre había tenido que crear una historia para conseguir cualquier cosa. Por eso cuando lo entrevistaron y empezaron a preguntarle el lugar de nacimiento, su estado civil, profesión, edad  y cuáles eran sus padres. Estaba totalmente confundido.
La primera entrevista no pasó nada, pero a partir de la segunda ya no sabía cuándo había nacido, el lugar y sí que menos cuales eran sus padre, de lo único que tenía conciencia era que tenía una empresa, deudas y obligaciones, que se había casado con la mujer más hermosa de ese pueblo del que ya no recordaba el nombre, y que sus hijos eran unas veces dos y otras veces tres y en muchas ocasiones no tenia o era soltero.

jueves, 26 de septiembre de 2019

BAMBALINAS


¿DONDE VIVE?
Supongo que tienen una casa hecha de migas de pan
e infinidad de espantapájaros.
Supongo que tiene una ventana mediana
que se puede abrir y dejar que el viento entre
con todos sus invitados
 y se apodere de su
habitación  repleta de carros de juguetes
y sueños en bici.
Supongo que sus paredes tienen habitaciones,
paisajes y corredores,
televisión y variedad de música entre disgustos,
y la frase de siempre.
Yo fui el primero.
Supongo que mi casa es diferente a la suya.
La mía está llena de silencios que quieren parlotear
y me insinúan visitas de té y galletas.
Pero supongo que en la suya,
hay infinidad de murmullos
y voces que buscan los silencios
y no quieren convivir zurciendo visitas,
ni entrevista donde se completan crucigramas
o se juega a la sopa de letras.
Supongo que hay a la entrada de su casa
jardines que sonríen
entre las líneas mágicas de sus manos,
flores que existen con sus voces de marionetas,
voces caprichosas que se dejan oler solo a aquellos que
despiertan en  Ellas sus pasiones
de sala de emergencia.
Es un jardín que cuenta historias que nadie puede creer, ni oír.

Por eso lléveme a su casa.

Es verdad, donde yo vivo
tenemos espacios ocupados y algunos que aún están sin uso.
Tenemos una sala comedor que juega a desaparecen cuando
yo no la encuentro, pero me deja
una flor en el garrón
para que no me olvide de buscarla al otro día.
Si, 
mi casa tiene fantasmas, espantapájaros, y marionetas
con voces que se repiten
e infinidad de ellas  están colgadas en la pared.
No sé, le repito,
si no le tiene miedo a los duendes y fantasmas.

Esta invitada, pero no olvide que hay duendes.

Quiero que suponga,
que yo quiero que usted suponga que yo quiero
me acompañe a mi casa,
a pesar de los espíritus  y sus miedos.

domingo, 22 de septiembre de 2019

BAMBALINAS


INTERMEDIARIO
Hay días en que Ella sospecha
que puede usted sospechar
que Ella sospecho que usted lo sabe todo.
Que descubre sus espacios en blanco
y los renglones que se
están escribiendo en su dormitorio.

Hay días en que sospecha
que usted puede presagiar que el mes de agosto
voló con las cometas
llevándose   entre sus labios desnudos por el viento,
la sonrisa que viste su rostro de casa de apuestas.

Hay instantes en que sospecha
que usted presume
la desaparición de la censura en su colegio publico
y sus antojos aforados por esos ojos
con manos de fotografía de subasta.

A veces al escribir fragmentos cavila en que usted
sospecha.
Presiente que si los lee, descubre lo improvisado
del coffe bar de sus caderas de  domingo en la noche,
o conjetura entre opresión y refugios de caramelos
el tiempo libre en que se enreda en su piel.

Solo por sospecha
entonces se queda quieto su cuerpo de publicista de prensa
y estadistica,
hasta desbordar la piel por el espectáculo
del significado de lo prohibido que hay en el sonido de sus fantasmas.
Solo por la sospecha deja sobre su mesa de directorio telefónico
las técnicas de anfitriona
y dobla las cuadras para no encontrarlo.
Y muchas veces Ella sospecha que puede usted
descubrir e imaginar que las esquinas han desaparecido
por alguna razón que usted no alcanza a comprender.
Y algunas veces Ella conjetura
que usted sabe que Ella es banda de bar, 
cuando logra atraparlo  detrás de las puertas,
y entre el blanco y el negro
y la luz de amanecer
quedan ustedes a oscuras, sin reconocer al intruso que los ha visitado...
Ella no quiere que sospeche
como se derrite su cuerpo en la circunferencia de la imaginación.

bajo juramento hay que confesarlo que solo soy un intermediario.
Si, intermediario de liquidación de deudas, un contador 
de esos amaneceres alquilados en habitación de casino de clase obrera,
y esos amores, los de Ella.
Sin desconocer
que deliberadamente  Ella, hostiga sus pasiones,
entre las bandas de su piel de filtración de
apuestas ilegales, acompañadas con el gimnasio de su piel
la de Él.
Pero en fin
de lo que yo como intermediario me di cuenta ayer
fue que no sospechas nada.
Y que usted
aun hace parte de todos los días de la semana,
y que no es cuestión de suerte, 
ni adicción. 

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