PREGUNTAS
Cuando los dioses sospechan que estoy quedando
vacía de amores,
flotan fantasmas y resurge en el infinito de papel,
el canasto de las sombras, tejedor incansable
de un rostro muy parecido al tuyo,
hilado de preguntas y risas que me permiten
cruzar la línea invisible del horizonte
y me detengo para saborearte entre respuestas y preguntas.
Entonces…
Tengo angustia de tu mundo que desconozco en mi recuerdo.
Me atemoriza tu alegría de casa campestre.
Me amenaza tu piel desnuda a la brisa cuando saludas con
unos buenos días hoy llegue tarde.
Me acorralan tus cuadernos guardados entre tus manos y los sueños.
Me desafían los valles, las praderas y las interjecciones
de tus piernas jugando a correr estaciones sin mis pies.
Me amilanan los almuerzos y las
copas en medio
de un hasta después que no se desprende de la piel.
Encuentro en estas emociones de jugo de naranja con hielo,
números y letras en la mirada, un deseo quieto por tocarte.
Se acobardan mis palabras y quedan sin ortografía cuando logro hablarle.
Y hay momentos en que la locura me asecha y me obligo a llamarte.
