domingo, 22 de septiembre de 2019

BAMBALINAS


INTERMEDIARIO
Hay días en que Ella sospecha
que puede usted sospechar
que Ella sospecho que usted lo sabe todo.
Que descubre sus espacios en blanco
y los renglones que se
están escribiendo en su dormitorio.

Hay días en que sospecha
que usted puede presagiar que el mes de agosto
voló con las cometas
llevándose   entre sus labios desnudos por el viento,
la sonrisa que viste su rostro de casa de apuestas.

Hay instantes en que sospecha
que usted presume
la desaparición de la censura en su colegio publico
y sus antojos aforados por esos ojos
con manos de fotografía de subasta.

A veces al escribir fragmentos cavila en que usted
sospecha.
Presiente que si los lee, descubre lo improvisado
del coffe bar de sus caderas de  domingo en la noche,
o conjetura entre opresión y refugios de caramelos
el tiempo libre en que se enreda en su piel.

Solo por sospecha
entonces se queda quieto su cuerpo de publicista de prensa
y estadistica,
hasta desbordar la piel por el espectáculo
del significado de lo prohibido que hay en el sonido de sus fantasmas.
Solo por la sospecha deja sobre su mesa de directorio telefónico
las técnicas de anfitriona
y dobla las cuadras para no encontrarlo.
Y muchas veces Ella sospecha que puede usted
descubrir e imaginar que las esquinas han desaparecido
por alguna razón que usted no alcanza a comprender.
Y algunas veces Ella conjetura
que usted sabe que Ella es banda de bar, 
cuando logra atraparlo  detrás de las puertas,
y entre el blanco y el negro
y la luz de amanecer
quedan ustedes a oscuras, sin reconocer al intruso que los ha visitado...
Ella no quiere que sospeche
como se derrite su cuerpo en la circunferencia de la imaginación.

bajo juramento hay que confesarlo que solo soy un intermediario.
Si, intermediario de liquidación de deudas, un contador 
de esos amaneceres alquilados en habitación de casino de clase obrera,
y esos amores, los de Ella.
Sin desconocer
que deliberadamente  Ella, hostiga sus pasiones,
entre las bandas de su piel de filtración de
apuestas ilegales, acompañadas con el gimnasio de su piel
la de Él.
Pero en fin
de lo que yo como intermediario me di cuenta ayer
fue que no sospechas nada.
Y que usted
aun hace parte de todos los días de la semana,
y que no es cuestión de suerte, 
ni adicción. 

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