Era la dueña del bar
naranja, uno de los más famosos por no
decir que el más popular de la región.
-Ella tenía la costumbre
de enamorarse por un tiempo y después cambiaba de amores. Todos sabíamos que
cuando remplazaba la pintura del bar por un color diferente, lo hacía en honor
a su nuevo amante.
Por esa época no se podía
dar como pista para encontrarlo el color como se hacen ahora, era necesario
hablar de la música, si, era una música especial, que olía a jengibre con arándolo cuando usted
la escuchaba, sentía tanta desesperación en su cuerpo que era obligación entrar
a ese bar, entonces, Ella ofrecía la primera cerveza a su nombre.
Ella siempre vestía con
un fino vestido corte princesa que contrastaba con su cuerpo moreno, y el escote en círculo que dejaba al descubierto
sus pequeños senos redondos, acariciados por esa seda cruda de su vestido asimétrico
de color verde mar, jugando con una
amplia abertura que se desprendía desde su cintura.
Ese día miércoles se había
vuelto a enamorar y estaba nuevamente pintado y terminado su bar, había un
nuevo color cuando subió a la habitación con su último amante.
Ella después de hacer el amor y dormir como lo
acostumbraba hacer volvía a su trabajo asfixiada de alegría, pero al despertar y querer colocarse su
vestido ese día, no lo encontró y desde entonces el bar quedo con ese color
naranja que ahora se le conoce, y Ella no quiso volver a ponerse nunca más un
vestido, ni la música volvió a sonar, y desde entonces atiende en el bar
desnuda.