lunes, 3 de junio de 2019

POR UNA NOCHE


DISCREPANCIA
¿Quién le dijo que no me acuerdo de usted?
De sus labios que quisiera saborear con un buen vino,
de su pelo negro acercándose  a la pintura de los blancos
paisajes de la neblina,
de sus ojos silenciosos y oscuros,
de su cuerpo lleno de mis sueños y abrazos,
de su voz guardada en su cuerpo.
¿Quién le dijo que no me acuerdo de usted?
No le han dicho que quisiera encontrarlo
en las calles de la ciudad,
en el trasporte público mirando a través de la ventana,
con sus ojos ocupados en acordarse de mi existencia,
en una gasolineria,
en un almacén de ropa para todos,
en una librería,
en el supermercado o en la plaza de mercado,
en una esquina,
en una venta de emparedados, pizza o hamburguesas,
en un restaurante para vegetarianos, veganos o comedores de carne y  pescado.
Quisiera encontrarlo una mañana en el desayuno,
al medio día en el almuerzo,
y en la noche tomándose un café a la sombra de la oscuridad,
retraído y silencioso,
queriendo hablar del frio de la ciudad,
de sus gentes,
de la problemática del país y del mundo,
del desempleo,
de la paz,
de los amores, sueños y pasiones,
de la universidad,
de ser profesor,
del sudoku, de música o simplemente,
mirarnos en silencio.
¿No le han contado?
¿De cómo quisiera encontrarlo al despertar muy cerca de mi almohada?
¿Por supuesto que si me acuerdo de usted?

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