martes, 17 de abril de 2018

LA CALLE DEL SILENCIO

LUZ AZUL 
Hace tanto que no desnudo mi cuerpo
que le tengo miedo a la oscuridad
a la luz, a las tinieblas, a las sombras
y al roce de sus manos entrando en mi blusa blanca.
Tengo miedo de su voz llegando hasta el
centro de mi vientre de poesía y volcán.
Tengo miedo de desvestirme después de haber pasado
tantos despertares
sola en mi habitación, llena y desocupada
de duendes y visiones.
Tengo mido a las despedidas, y sobre todo a las de El,
al sudor de su piel cruzando los umbrales
de mi sexo entregado a los olvidos.
Tengo miedo de empezar a desearlo
hasta perder la calma y querer estar entre
sus brazos mas desnuda que cuando empezamos.
Tengo miedo de estos minutos andariegos que lentamente
me llevan hasta sus brazos morenos
y mis labios resbalan queriendo
atravesar la lluvia que nos quita con mis besos
sus zapatos, sus medias, el pantalón de pana
que me gusta tanto verle cuando camina al encuentro,
el cinturón de cuero que tantos besos le han arrebatado
a su cuerpo y  su piel expuesta a las sombras
que se abaren cuando ese botón de mil formas
llega hasta el suelo al compás de mi
falda de flores y estampados.
Tengo miedo tanto miedo
de comenzar y no ser capaz de parar,
de querer  continuar, de no importarme
nada y superar mi cuerpo  congelado,
devastado por el peso de las jornadas
donde se postergan los encuentros de azúcar y sal.
Tengo miedo de ser poseída por esa dulce sonrisa que deshilvana mis pasiones.
Si, tengo mido de este cuarto que no nos conoce.
Si, tengo miedo del dulce manantial  de su cuerpo
de hombre de ciudad y calles angostas.                             

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