jueves, 11 de noviembre de 2010

ARCILLA Y MOLDE

DE TARDE
Como me gustaba que me mintiera y dijera que me amaba, era mi pasión, y que hablar de esas tardes con sus amigas, lo bien que lo pasaba, sus amores a escondidas, las escenas de celos que acostumbraba elaborar cada viernes, eran encantadoras, como la amaba y la deseaba, era su mayor atractivo, siempre diciendome que me amaba, no importaba lo que sucediera, siempre me amaba, y yo, nunca supe si la amaba, simplemente me deleitaba con su caminar, con sus ojos, sus manos, su forma de vestir, era Ella toda mi vida, mi casa, mi ventana, mi lecho, mi misma vida, como me gustaba que me mintiera, despertaba mis pasiones. Pero esa tarde que volví, la encontré totalmente enamorada, me asusto, y pensé, ahora si la perdí, esta enamorada, ¿De quien se habrá enamorado?, la siento tan distinta que me asusta y me obliga a alejarme, está perdida, tan débil, tan cotidiana que le pregunte que pasa... Me miro y dijo: te Amo. Mas que sorprendido, asustado; yo tambien la mire y la recorrí con mis ojos, cogí mi caja de ajedrez y le dije, voy a la esquina ya vuelvo.

Seguidores