viernes, 3 de diciembre de 2010

MOLDE Y ARCILLA

A LAS SEIS
Ella siempre estaba esperándolo en la sala de estar donde nunca faltaron los Girasoles. El reloj de  péndulo dejaba sentir su tic tac lentamente después de la seis de la tarde, acompañandola en la espera. Hasta no sentir su presencia no se alejaba del lugar, sabia que debía llegar porque siempre lo hacia; lo mas tarde que  lo escucho entrar fue un día  antes de las once de la noche llevando un ramo de sus flores preferidas.
A pesar de que Él nunca se fijaba en Ella,  jamas perdió la esperanza, por eso nunca se fue del lugar, siempre estaba allí. A si fue que pasaron los tiempo del cometa sin que nada diferente a lo de todos los días sucediera. Él siempre llegaba  después de la seis de la tarde y salia en la  mañana. Nunca se daba cuenta que Ella  siempre estaba ahí aguardando que la reconcociera que se la llevara en  sus ojos y asi hubiera descubierto el amor que le pertenecia mas alla del color de los sueños y los espacios, que se detuviera para encontrarla cuando pasara a su lado, pero esto nunca sucedio. 
Pasados los tiempos del calendario, un día cualquiera de esos en que todo y nada puede pasar, Ella Murió. Él había llegado ese día con las flores que le gustaban y  que durante años Ella esperaba recibir, resuelto a  hablarle y decirle que la amaba  que siempre la había visto allí sentada esperando, que nunca se atrevió a mirarla esperando, siempre esperando que Ella le hablara.

Seguidores