LA CITA
Como me gusta llegar tarde
cuando se que no vendrás.
Cuando tengo la certeza
de no encontrarte.
Me gusta llegar tarde
cuando la cita no es para mañana
y sin embargo mi piel sonríe
bajo mi blusa blanca.
Te recorro buscándote en la linea
recta del roce de tu piel al caminar
y el olor de tu corazón se pega al mio
cuando pienso que estoy llegando
tarde.
Y lo se. No vendrás,
es la razón por la cual llegare tarde.
Se que aun no te has decidido
a encontrarte conmigo bajo la sombra
de nuestras manos cerradas.
Si, me gusta llegar tarde.
Entonces quedo idéntica.
Tomo un café y espero que llegue el momento
de marcharme y me voy cansada.
Enebro con los sueños tejidos en el bolsillo
de la mochila tu rostro
y quedo tranquila, sin división,
se que mañana llegare con el reloj
de las arenas del desierto.
Pienso la disculpa por distracción
y no me preocupa el lápiz de apuntes.
Es fácil disculparme en muestro tiempo de
mecánica clásica, se
que no hemos de llegar a ninguna hora.
Lo verdaderamente importante,
aun no lo hemos descubierto.
Estamos refundidos con el
hilo de Ariadna.
Desvestimos pirámides de arena
y caminamos los mismos andenes
sonrientes, y al terminar la jornada
no decimos nada,
sabemos que no llegaremos a la cita.