viernes, 2 de noviembre de 2018

POR UNA NOCHE

HILAR
Hoy te vi en mis mano detenidas en el tiempo
y pensé en tus manos y en el color
de tu sonrisa, y desee envolver tu cuerpo con el mio...
Quise, un abrazo tuyo que se detuviera en mi cintura.
Entonces escuche mi voz entretejiendo sueños
que decía con tono pegajoso:
Como me gustaría un  abrazo cálido y charlan
que  te pertenezca,
que resbale muy despacio entre tu cuerpo y el mio.
Como me deleitan los abrazos que cuentan
de tardes de playa, arena, mar y sol donde tu alma
me reclama en el abismo de los encuentros.
Como disfruto de esos abrazos
repletos de esos momentos en que la piel
abrazada a las cometas en agosto,
contaba de tu llegada
jugando a las escondidas
entre nubes de cristal, besando la desnudez
de nuestros cuerpos
atrapados entre los espejos del arco iris.
Como degusto  esos abrazos que huelen
que tienen  música y la fragancia semi ácida
del naranjo en flor y me permiten imaginarte.
Me apasionan los abrazos de esas mañanas
arrulladas por las voces de es hora de ir a la
escuela, el chocolate en la mesa y el frió cálido
entrando por las ventanas desnudando tu presencia
dentro de mi cuerpo.
Como embrujan  esos abrazos distraidos
que le susurran a la piel que vienen desde lejos
y se desvisten entre nuestras manos  y me dejan
inundada por tu sabor.
Si, como me deleitan
esos abrazos sin visa,
ni pasaporte
que tienen tatuados tus suspiros
con aroma a vino tinto y casa de alquiler,
esos abrazos de la adolescencia que imagino,  los de mi mama,
los de mi papa, los de la abuela
esos que tienen calcados muestras risas y llantos.
Si, hoy pensando en el silencio de tus ojos,
se maravilla mi cuerpo con solo dibujar
tus brazos bordeando con un abrazo
estos espacios que te reclaman.

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